“Se dio cuenta de que desde su infancia no hace otra cosa que hablar, escribir, dar conferencias, inventar frases, buscar expresiones, corregirlas, de que al final no hay palabras precisas, su sentido se difumina, pierden su contenido o se convierten en residuos, hierbajos, polvo, arena que vaga por su cerebro, que le duele en la cabeza, que es su insomnio, su enfermedad”.
“¡La música, la negación de las frases, la música, la antipalabra!”
“Las palabras cárcel, persecución, libros prohibidos, ocupación, tanques, son para ella palabras feas, carentes del menor perfume romántico. La única palabra que suena en su interior dulcemente como un recuerdo nostálgico de su patria, es la palabra cementerio”.
Milan Kundera. La insoportable levedad del ser
1 comentario:
Ele, menos mal que es "levedad del ser " digame si fuera "Pesadez"...
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