Escritores venezolanos. Conversando y Escribiendo

Este Blog es para unir a un grupo de escritores Venezolanos que quieren compartir sus experiencias, impresiones y escritos. Somos un equipo. Somos amigos. Somos Creativos. Somos escritores.

lunes, 29 de octubre de 2007

PROTESTAR SIN PROPONER, ES UN DERECHO








Algunas personas tienen la idea de que las personas para protestar, solicitar o, al menos, quejarse, tienen que tener una supuesta “participación” en la respuesta de lo que critican, es decir, el que se queja por ejemplo: “...de que tal autoridad no hizo o dejó de hacer tal o cual cosa...”, está en el deber --según la opinión de algunos-- de proponer una solución o al menos participar de la construcción de ella.

Esta concepción de la participación ciudadana deja de lado la realidad de que algunos hombres, mujeres, así como adolescentes y niños, saben lo que les molesta, pero generalmente no tienen la respuesta para su problema, al menos no la tienen de manera burocrática, no le pueden decir a los otros: hagan primero esto y luego aquello y mas tarde “tal cosa”. También puede suceder que las personas si saben la respuesta pero no desean hacerla conocer, sólo quieren opinar, les escuchen o no. En fin, hay muchas razones para no participar directamente y esa decisión, de cada quien, es un derecho.

Esa posición de no saber y también la de conocer y no participar, que se oculta en formas irónicas de hablar, en guasa, en queja o en solicitud neurótica, ¿le quita el derecho de reclamar cuando no propone nada?. Pues no, claro que no le quita el derecho a reclamar las veces que le de gana los aspectos de la vida con los que no está de acuerdo. El que protesta no tiene porque proponer y no pierde su derecho a reclamar un mundo mejor e inclusive, esa es su manera de participar, de opinar.

Generalmente, la mayoría de las personas se quejan y esperan respuestas y soluciones a sus quejas. ¿Quién las debe resolver? Los administradores, los responsables de administrar los aspectos mas nimios de la vida en sociedad, los que se responsabilizan de asuntos importantes y no tan importantes, son ellos los políticos y los que quieren serlo, los que tienen que responder, no las personas que se quejan.

¿Por qué tantas personas privilegiadas, que escriben en diarios y periódicos, y que también declaran en los medios televisivos, se refieren con desdén y despotismo a las personas que se quejan y no proponen o no actúan? Porque estas personas privilegiadas no entienden su papel en la sociedad, no comprenden y no tienen claridad sobre sus responsabilidades, las que creen que asumieron y que de vez en vez mencionan públicamente, no son líderes y mucho menos dirigentes. También sucede que estos seres humanos, que generalmente creen estar por encima de los demás mortales, son quienes no tienen ni remota idea de qué desean los demás, en otras palabras no saben interpretar el corazón, el deseo y las inquietudes del prójimo.

Esas actitudes equivocadas no terminan ahí, ellas se complementan con su ignorancia sobre los asuntos públicos donde converge el interés de la mayoría y esta situación no sólo se origina en la ignorancia de esos temas, también se basa en que ellos mismos no saben cómo resolver los problemas de orden público porque tampoco saben cuál es la relación que estos guardan con el corazón de cada individuo y con sus particulares necesidades.

El que escribe sobre el tema de la política puede que no sea político, quizás por eso contempla a sus conciudadanos como piezas de un juego de ajedrez que deben moverse según unas reglas que el escritor u opinador tiene en su cabeza o en su interés. Esta posición personal también la asumen algunos políticos (de cualquier tendencia) que le exigen a los demás, de forma desesperada, que con su opinión y su actuación les señalen lo que deben hacer porque ellos no saben lo que la sociedad les comunica. Y esto es peor, un dirigente que no puede interpretar la realidad y, dentro de ella, el pensar y el sentir de las personas.

En una sociedad, convulsionada o no por los cambios, los futuros dirigentes políticos, los escritores y los analistas políticos, deben prepararse mejor para una tarea tan delicada como es la de interpretar la realidad. Existen muchas maneras de aprender de los demás, existen talleres de aprendizaje que permiten entrar en la vivencia de la comunicación, en esos mecanismos ininteligibles que hacen que nos “comuniquemos” asertivamente y que permite que nuestros juicios sean atinados e interpreten la realidad tal como es y no de la forma que hay veces la imaginamos.

Hoy y ahora, siempre es el instante o el momento oportuno para comenzar a cambiar, a respetar los derechos de las personas, aunque ellas actúen o sean el contrario de nuestro ideario. Los que desean asumir, o ya lo tienen, un papel político en la sociedad deben ser como los sacerdotes, los especialistas de mercadeo o como el médico que ausculta a un paciente silencioso, deben estar prestos a “oír” con los oídos y con el corazón, con el entendimiento y con la percepción, con la razón pero sobre todo con el sentimiento y a partir de ahí podrán tener la idea necesaria para cambiar el mundo.

Leopoldo Benitez Ortiz

CARACAS, 30 DE SEPTIEMBRE DE 2.007.-

sábado, 27 de octubre de 2007

El DECALOGO del ESCRITOR






EL DECÁLOGO

Eleazar Casado H.


1.- Todos los escritores son vanidosos, excepción hecha de quien escribe esta pieza única y original, que dividirá la historia de la humanidad en antes y después de El Decálogo.

2.-De lo dicho anteriormente se colige que el escritor debe ser tan humilde, como para reconocer que en dos mil años y unos meses de historia registrada de la humanidad, no se había producido una pieza ético – literaria de tal calidad como El Decálogo.

3.-El escritor debe ser generoso y por eso autorizo a los noveles escritores para que imiten El Decálogo, advirtiéndoles previamente que el mismo ha sido registrado en todos los países importantes del mundo. Están en trámite las gestiones para que la ONU lo reconozca como patrimonio cultural de la humanidad.

4.-La generosidad del escritor me permite reconocer que antes de mí ha habido buenos intentos para producir piezas merecedoras de sincero elogio, tales como los decálogos de Nietszche, Quiroga, Monterroso, entre otros. Justo es reconocer que esos trabajos fueron tímidos intentos que permitieron llegar a la cima que representa El Decálogo.

5.-Para el autor y un selecto grupo de sus pares, bastarían los diez mandamientos de los decálogos tradicionales pero, por respeto a los escritores que comienzan y al público lego en estos asuntos tan complejos, fue necesario añadir dos items que aclaren las dificultades teórico – literarias de esta pieza.

6.-Escribe por escribir y no para publicar. Pero si decidieras hacer esto último, te advierto que así como los ricos están completos, los escritores ya ocupamos nuestros puestos antes que tú y estas son posiciones vitalicias.

7.-Nada satisface más a los escritores consagrados, que tener una corte de seguidores incondicionales que los imitan, los adulan y les pulen sus nichos en el Olimpo. En ti está escoger aquel que te ofrezca mayor protección y que sea más vetusto, de manera que eventualmente puedas sustituirlo.

8.-Procúrate algún oficio diferente de la escritura para que puedas comer decentemente. No está demás recordarte que el gran maestro Quevedo acuñó esta frase lapidaria: “El que escribe para comer, ni come ni escribe”.

9.-Escribir y publicar, como muchos otros oficios, es asunto de triunfadores, de arribistas, o de fracasados. La primera y la última dependen de muchos otros factores además del talento y la oportunidad; la segunda depende de tu astucia y ausencia de escrúpulos éticos. Dejo en tus manos la escogencia.

10.-Escribir es un oficio de solitarios que hacen desesperados esfuerzos por dejar de serlo. Eso te explica la cantidad de concursos, jornadas, simposios, bautizos de libros, seminarios o cualquier reunidera que congregue a los elegidos por las musas.

11.-Los escritores son seres solitarios, desconocidos y anónimos, hasta cuando dejan de serlo, y dejan de serlo cuando logran que alguien más lea siquiera una cuartilla de lo que están escribiendo y emita algo así como un sospechoso gruñido que no tiene traducción. Para lograr eso muchos escritores emplean toda su vida en el intento, otros necesitan morirse para que los familiares lean el epitafio que dejaron escrito para su tumba.

12.- Si pretendes utilizar la escritura como un medio para encontrar la felicidad, hay formas más fáciles que - según Flaubert - se resumen en tres requisitos: estupidez, egoismo y buena salud.

El VIAJERO. Dedicatoria a Francine


Amigos Icreativos.

Podemos ver en las fotos a algunos que se encuentran lejos; otros que han perdido el contacto con nosotros y alguien quien habiendo concluido su misión en el mundo, nos dejo una memoria imborrable de bellos recuerdos. Dondequiera que estés, te tenemos en nuestro corazon siempre Francine.

Reflexión

Un viaje siempre deja huella; deja huella en el viajero, en la tierra que lo ve partir y en la tierra que lo recibe. El viajero trasciende sus orígenes y se fusiona en un todo; en el río de la vida.

“Dejar huella en el mundo” debe dejar de ser una metáfora para convertirse en un compromiso de vida. Un compromiso mediante el cual no nos conformamos solamente con vivir a través de lo que nos enseñan los libros y los medios de comunicación; nos comprometernos a descubrir la vida personalmente.

Si tenemos el valor de aventurarnos, quizás podamos oler los azules de los mares, palpar los colores de la tierra y dormir arrullados por variados crepúsculos; quizás podamos recibir nuevos abrazos y descubrir otras manos que estrechar; entonces nos daremos cuenta de que nuestro paso por el mundo también dejó huella en la vida de otros.



Liliana Suárez.

¿Por qué quiero escribir?



Quiero aprender cuando escribo y escribir cuando aprendo,
quiero explorar todos los géneros literarios; hacer de los niños
mis cómplices; de los adultos mis socios, y de todos mis hermanos.

En mi lienzo de papel, las palabras “dibujan el boceto de la obra”;
el lector la rellena con los colores que lleva por dentro, quedándose con una versión única, original e irrepetible.
Cuando escribo, no estoy sola; contacto el “alma universal”
que descansa en la conciencia colectiva del género humano.
Quiero escribir con todos; escribir para todos.

Eso es.

Liliana Suárez

Escritores Venezolanos Conversando y Escribiendo

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