Escritores venezolanos. Conversando y Escribiendo

Este Blog es para unir a un grupo de escritores Venezolanos que quieren compartir sus experiencias, impresiones y escritos. Somos un equipo. Somos amigos. Somos Creativos. Somos escritores.

lunes, 25 de enero de 2010

No Te Rindas.



Este poema de Mario Bendetti, se lo dedico a Venezuela, mi país y sobretodo a Los Estudiantes. ¡Baluartes de la Libertad!

No te Rindas. Mario Bendetti.

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.

Porque la vida es tuya
y tuyo también el deseo
porque lo has querido
y porque te quiero.
Porque existe el vino
y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas
que no cure el tiempo.

Abrir las puertas,
quitar los cerrojos,
abandonar las murallas
que te protegieron.
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.

No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo.
Porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás sola/o.

Porque yo te quiero.

Autor: Mario Benedetti, ensayista, poeta y escritor
(Uruguay, 1920)


viernes, 22 de enero de 2010

Artículo de Manuel Caballero







Manuel Caballero, venezolano (Barquisimeto, 5 de diciembre de 1931), polémico historiador y periodista, autor de más de 50 libros sobre historiografía, política y literatura; miembro de varias academias nacionales e internacionales, ganador de codiciados premios y hasta ahora es el único criollo publicado en la Universidad de Cambridge, donde se doctoró con una tesis sobre la Internacional Comunista y la revolución latinoamericana.




Manuel Caballero.

Éramos un país de viajeros gozosos instalados en la dulzura ochocentista del ta barato dame dos mayamero.
Celebrábamos los Carnavales en Aruba, Semana Santa en  Cartagena, vacaciones escolares en Miami y Navidades en el Rockefeller Center.
Nuestros únicos exiliados eran los becarios del Plan Gran Mariscal de  Ayacucho que se iban llenos de dólares como abejas golosas a las colmenas  del saber gringo.
El que más o el que menos tenía un hermano, un primo o un novio  protegiendo focas en Hawái o estudiando zootecnia en los bosques de  Wichita, y uno que otro hijo de inmigrantes aterrizaba en casa de la tía  gallega en La Coruña para estudiar medicina o con la abuela catalana en  Gerona para estudiar Ecología.
Pero el destino nos alcanzó, como en la película y nos sumamos al resto  de países latinoamericanos como Argentina, Perú, Ecuador, Colombia,  Rep. Dominicana o el Salvador, que luchan por un empleo de tercera en cualquiera de los países del primer mundo.
En Europa era frecuente ver a los venezolanos de turistas manirrotos conociendo la tierra de los abuelos y mirando con lástima a los  argentinos, que habían llegado por aluviones a los países de la comunidad europea en las diversas oleadas que las sacudidas políticas y económicas  han arrojado fuera de la otrora Suiza de América.
Aún no nos reponemos del shock. Desde hace 6 años, Venezuela se  desangra buscando fuera de nuestras fronteras lo que dentro de ellas dos  generaciones de venezolanos no pueden encontrar: trabajo, seguridad y una  manera digna de vivir y de labrarse un futuro.
Somos tantos los que huimos, que en las afueras de Miami ya hay un pueblo de quince mil habitantes que llaman popularmente Venezuelaville y que tiene  la bandera de Venezuela como enseña en el cartel a la entrada al pueblo.
En Atlanta hay cafés llamados Caracas y Ocumare, y dos areperas que hacen  las delicias de colombianos y chicanos. New York está lleno de bartenders  maracuchos y caraqueños. Las Islas Canarias parecen el Boulevard de Sabana  Grande, y en Barcelona, en pleno otoño catalán basta con entrar al Corte  Inglés para comprar harina Pan, tostoncitos o una polarcita bien fría, y  encontrarse en la caja número 2 a un ex compañero de la UCV haciendo el  mercado de la quincena.
En menos de una década nos han convertido en un pueblo de inmigrantes,  llenos de nostalgia de torontos y añorantes de queso telita.  Hace veinte años, los intelectuales venezolanos se preguntaban que era  "la identidad nacional", en este país de mientras tanto y por si acaso,  cuyos monumentos históricos no pasan de la década de los albores del  siglo  XX, y la respuesta iba más allá de esta Venezuela bolivariana de  Revista Tricolor, que intentan vendernos los neochavistas. Más allá del  Turpial y el Araguaney, más allá del Flamboyan y de la Semana Santa de  los 7 templos.
Portugueses, italianos, españoles, eslavos, judíos y alemanes, fueron  llegando a nuestras costas como sobrantes de una post-guerra de miseria y  necesidades. Ahora hijos y nietos de esta marea aluvional,  regresan a los  países de donde vinieron los ancestros, para encontrar que valen lo mismo  que un africano de patera o un colombiano sin papeles: o sea nada.
El venezolano de clase media que emigra buscando la esperanza en otros países, ve convertidos sus títulos e innumerables postgrados en sólo papel mojado y generalmente termina aceptando el primer trabajo de mesonero o empleado que le permita pagar el alquiler y sobrevivir al invierno.
Las mujeres venezolanas, acostumbradas a la paridad gerencial y a las  conquistas logradas post era perejimenista, se encuentran con un mundo de  amas de casa que tienen veinte años de atraso con respecto a Venezuela, en  la mayoría de los casos europeos, y sobre todo en la supuesta "España moderna", que tiene la mayor tasa de violencia de género de Europa, que se  escandaliza porque las Ministras del gobierno socialista posan para Vogue y en las que las mujeres en vez de jugar un papel en la historia juegan un  trapo, como bien reprocharía Mafalda en uno de sus chistes más mordaces.
Y el Norte, el Norte sigue siendo una quimera a ritmo de merengue  venezolano, que atrocidad!. Un Norte de Migra persiguiendo petareños por  la calle Ocho de Miami, de policías aduaneros que prácticamente te  instalan un localizador satelital para encontrarte post vencimiento visa  turística.
En Estados Unidos nos llaman "los balseros del aire", en Canadá nos  niegan las visas antes de respirar siquiera y en los consulados  australianos (por sólo dar tres ejemplos) nos colocan un "warning"  alrededor de la nacionalidad.
Ya no somos el país bienvenido del oro negro. Somos un país de  exiliados forzosos, instalados en la añoranza de una Venezuela que no  volverá y que nos dejó botados a las puertas de la historia, con nuestra rabia como única arma para derrotar a los mediocres que nos sellan el pasaporte a la salida.
Como decía Charly García, el último que salga que apague la luz...porque los que regresen tendrán la terrible mirada de los que no creen en nada.
  
Publicado originalmente en la Revista Veintiuno
 Manuel Caballero

martes, 19 de enero de 2010

MICROVIRTUALES

ESTE GOBIERNO ES TAN COBARDE, QUE LE TIENE MIEDO AL NIÑO.

lunes, 18 de enero de 2010

CIUDADANOS

SI LAS NOVELAS SOCIALISTAS VAN A SER COMO SUS CADENAS, EL FINAL LO VERÁN MIS BISNIETOS.
Alberto (de Charallave).
El Nacional, Ciudadanos, p. 7 (Vía celular): 17.01.10

miércoles, 13 de enero de 2010

LA CITA DE HOY

¿Qué hacemos, los que escribimos? Nada más que contar historias. Contamos historias los novelistas, contamos historias los dramaturgos, contamos también historias los poetas, nos las cuentan también aquellos que no son, y que no podrán serlo nunca, poetas, dramaturgos y novelistas. Incluso el simple pensar y el simple hablar cotidianos son ya una historia. Las palabras proferidas y las pensadas, desde que nos levantamos de la cama, por la mañana, hasta que a ella regresamos, llegada la noche, sin olvidar las del sueño y las que el sueño intenta describir, constituyen una historia con una coherencia interna propia, continua o fragmentada, y podrán, como tal, en cualquier momento, ser organizadas y articuladas en una historia escrita y transformadas en literatura.

José Saramago (1996/1997). Cuadernos de Lanzarote. (Citado por Rubén Wisotzsky, Bibliomanía, El Nacional, C/5)

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