Escritores venezolanos. Conversando y Escribiendo

Este Blog es para unir a un grupo de escritores Venezolanos que quieren compartir sus experiencias, impresiones y escritos. Somos un equipo. Somos amigos. Somos Creativos. Somos escritores.

viernes, 18 de febrero de 2011

El gran año          

Según la periodista Ana Mercedes Pérez, el año 1906 fue el año del progreso porque había llegado junto con el alumbrado, el primer tranvía, la primera limosina y un avión biplano había volado sobre el valle de Caracas. Decía que esos acontecimientos señalaban justamente el progreso. De todos estos hechos el tranvía tiene muchas particularidades.

Pasaje gratis

Como la gente estaba acostumbrada al tranvía de caballito, conducido por un cochero y que eran arrastrados por mulas, por supuesto, al ver aquello que se movía solo sobre unos rieles decía “Estas son cosas del demonio” y salía corriendo. Entonces el inglés que trajo el tranvía estableció como truco publicitario, para que la gente se montara, el pasaje gratis. De la Candelaria a la Plaza Bolívar no se pagaba el pasaje.
   
Los picones

Muchas personas se daban cita en la Plaza Bolívar a eso de las 6 de la tarde para ver subir el tranvía, desde Cují hacia arriba. Todos comentaban “Estas son vai…s de fin de mundo, fíjate que parece un monstruo”. Los caballeros, por supuesto, no desaprovechaban la oportunidad que le daba el tranvía de agarrar “picones”.

“Picones” era cuando las mujeres tenían que bajarse del tranvía y para no enredarse se recogían la falda y entonces los caballeros aprovechaban de verle los tobillos. Claro, las coquetas se subían las faldas un poco más.

El Morrocoy

En aquella Caracas que estrenaba tranvía sucedían cosas sumamente raras. De tener un cochero pasamos a tener un motorista y un colector que recogía el dinero del pasaje. Por el hecho de manejar aquel “monstruo” el motorista pasó a ser considerado una especie de héroe. Las mujeres exclamaban: “Que hombre tan valeroso”. Los muchachos le decían “Maestro métale los 9 puntos” y el motorista le daba a la manilla y metía 9 puntos de potencia y el tranvía comenzaba a bambolearse.
Al tranvía lo llamaban morrocoy porque era muy lento. Además, en los desvíos el motorista se “cambiaba la percha” y por eso muchas veces había que esperar 20 minutos o 1 hora de retraso.

¡Ese es Eustoquio!


Los tranvías protagonizaron algunos accidentes de tránsito. Uno de ellos, el más terrible de todos, que conmovió a la gerencia en pleno de la compañía en manos de los ingleses fue éste: chocar nada más y nada menos que con el automóvil del general Eustoquio Gómez (primo hermano de Juan Vicente Gómez, que gobernó de 1908 a 1935), el hombre que tanto miedo inspiraba. Pues bien, Eustoquio Gómez venía en su Cadillac negro, por el centro de Caracas, alguien gritó “Ese es Eustoquio”, el motorista al verlo se puso nervioso, se “engalletó” y se llevó por delante el carro. Le destruyó el parachoques y Eustoquio se bajó, pero lo grave fue que se apeó con el revólver en la mano y le dijo al motorista: “Esto lo has hecho tu al propósito, bájate porque no quiero matarte ahí para no ensuciar el tranvía”. Una gran cantidad de personas intervino diciendo “¡No general!”, el conductor se arrodilló, pidió perdón  y Eustoquio llamó a la compañía del tranvía. El gerente venezolano (también había un gerente inglés) era nada menos que don Eugenio Mendoza. Cuando en la compañía supieron que Eugenio iba a hablar con Eustoquio, todos comenzaron a aconsejarle: “Mire don Eugenio, no haga eso que usted va a tener un problema. Ese hombre lo va a insultar y usted también es un individuo de mucho coraje y puede haber una tragedia. Mejor es que no vaya y mande un intermediario”. “No, yo voy” dijo Eugenio y fue a hablar con Eustoquio. Cuando lo vio le dijo “Oiga señor, usted me tiene que entregar un automóvil nuevo, ¿Cuándo me lo va a entregar?, porque yo no me quedo con este carro chocado”.

¡Quedará como nuevo!

Fue entonces cuando el gerente de la compañía de tranvías, Eugenio Mendoza, le explicó al general Eustoquio Gómez que habían mandado a pedir a Estados Unidos los repuestos, el parachoques nuevos y que el carro quedaría como nuevo, además, llegaría un mecánico del Norte a instalar las nuevas piezas del carro. “A mí no me convence eso, dijo el general, yo no creo en mecánicos del Norte, a mí me dejan mi automóvil nuevo porque la culpa es del tranvía”. El hombre llamaba cada 4 días a la empresa del tranvía, para saber si habían llegado los repuestos. Por fin un día Eustoquio pudo ver su carro nuevecito y dijo “Caramba parece mentira, pero quedó como nuevo. No me mintieron”.
 
¿Qué van hacer con los muertos?

El tranvía está lleno de muchas historias, así como una que es verdaderamente espectacular porque afectó las bases políticas de aquella Venezuela gomera.
Fueron los trabajadores del tranvía, motoristas y colectores, los primeros que hicieron una huelga general a Juan Vicente Gómez. Nadie se atrevía a promover huelgas, es más la gente no sabía lo que significaba eso. Ellos ganaban 5 Bs y pedían 1 más. El gobierno gomero llamó a toda la directiva de la compañía y anunció: “Los tranvías salen a la calle o ustedes van a La Rotunda”. Entonces toda la directiva comenzando por Eugenio Mendoza dijo: “Bueno, esto es un problema de conciencia. Nosotros no podemos obligar a esta gente a trabajar”. La Gobernación de Caracas dijo: “No, ustedes SI los pueden obligar  a trabajar y lo deben hacer porque si no los matamos”. Alguien preguntó:” ¿Y qué van hacer con los muertos? Y entonces se dice que Sayazo –no se sabe si es exageración– se limitó a decir: “Bueno, los enterramos. Un trabajo más”.

No se puede montar nadie

El día de la huelga la misma gente que antes le tenía miedo decía “¡Ay!, la falta que nos hace el tranvía”. Lo cierto es que la directiva del tranvía convenció a las autoridades que no podían resolver aquello con sangre y fuego. Pero hubo algo que agravó la situación, se dijo que los tranvías habían sido destruidos por los trabajadores y que por lo tanto no podían salir a la calle. Fue entonces cuando la gerencia representada por Eugenio Mendoza tuvo una idea luminosa: llamaron a un motorista y sacaron un solo tranvía a la calle con la prohibición expresa de que en ese tranvía  no se podía montar nadie hasta que no se les subieran los sueldos a los colectores y motoristas. “Ese tranvía es para que ustedes vean que están intactos”. Ese fue el fin de la huelga, comenzaron a ganar 6 Bs y todos salieron contentos. Aquello sentó un precedente de poder ante el gobierno “todopoderoso”.

El último viaje

En 1947 se realizó el último viaje del tranvía: de donde estaba la Cervecería de Caracas, cerca del Hospital Razetti (lugar de la planta de los tranvías), hasta la plaza Bolívar. Los tranvías caraqueños habían recorrido 69 millones de kilómetros, casi 180  veces  la distancia de la Tierra a la luna.  
Para conmemorar  los 50 años de la desaparición del tranvía, un cura “vibrador”, el padre Hilario de la iglesia de la Sagrada Familia de Propatria reunió mucha gente de la tercera edad. Hizo una fiesta bailable e hizo un concurso muy original: ¿Qué recuerda usted del tranvía? ¿Cómo se llamaban los motoristas? ¿Cuántos tranvías había en Caracas? Fue muy divertido porque personas ya otoñales y veteranas seguían suspirando por el morrocoy.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Resumen de la colección "Así son las cosas" de Oscar Yanes

Este resumen, que presentaré por partes, es un homenaje en señal de gratitud por los buenos momentos que nos ha brindado nuestro querido periodista y escritor: Oscar Yanes.
Además de proporcionarnos gratos momentos en sus incursiones en el ámbito humorístico, ha recibido varios premios por su labor literaria, como son: 
                                                                                                 
Premio Nacional de Periodismo, en tres ocasiones.
Primer Premio de la Asociación de Escritores de Venezuela en el concurso de Biografías de los venezolanos famosos, por su obra titulada "Carlos J. Bello, el sabio olvidado".
Premio “Silver Book” en 1992 otorgado por Editorial Planeta, para el libro de mayor circulación del año.
Pero sin duda, en el aspecto donde más se ha destacado y ha sido pionero, es el periodismo televisivo. Ha dirigido y protagonizado programas famosos como “La silla caliente” y “Así son las cosas”, en los que nos ha revelado interesantes, curiosos y desconcertantes hechos de la historia de Venezuela.
A continuación presento un resumen de algunos relatos de su programa “Así son las cosas”, dedicado a las personas que leen bastante pero sólo si desde la pantalla de sus ordenadores, es decir que no se leen un libro.

Dedicatoria que hizo a uno de mis libros:
                                                     
                                                                                                                                                         
Algunos temas del Libro IV.



¿Por qué los llaman Cachudos?                                
                  
En épocas remotas, los reyes de Inglaterra solían practicar la cacería como deporte para reforzar su imagen varonil de fuerza, poder y valentía. Generalmente se hospedaban en los castillos de otros nobles. Cuando el Rey llegaba a alguna de esas fortalezas, en la gran puerta de la misma se colocaba la cabeza disecada de un reno con unos cachos bien grandes para que todos los cortesanos estuviesen plenamente enterados de que el Rey pasaría la noche allí. Algunos reyes eran “pillos” (es decir, unos “pájaros bravos”) y   algunas esposas de los nobles anfitriones eran más complacientes que nobles y se comportaban como “casados”. Es decir, que cometían adulterio pero como, entre cielo y tierra no hay nada oculto, se generalizó el comentario de que al ver un castillo con cachos en la puerta significaba que al propietario le “estaban poniendo cachos en su propia casa”. Desde esa época viene la historia de los cachos.

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