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martes, 7 de octubre de 2008

EL HEROE Y EL ÁGORA

EL HÉROE Y EL AGORA. RELACIÓN ENTRE EL HÉROE Y LA POLIS (LA CIUDAD, LOS OTROS, EL COLECTIVO)





En el imaginario griego, una de las funciones del héroe, quien es un noble, hijo de semidiós, una metáfora de la clase social gobernante, es darle unidad a un colectivo. Es un símbolo que une a una clase social y muchas veces era fundador, guerrero, conquistador, de lo cual provenía su nobleza. Entre otros rasgos que definen al héroe, está su carácter apolíneo, el ideal clásico de la medida, propio de seres humanos poco comunes, que comienzan a manifestar su individualidad. Tal individualidad lo lleva a una confrontación entre la condición humana y la condición divina, lo cual es otro rasgo definitorio. El destino no podía ser modificado, era ineluctable, pero la condición del héroe le permitía al menos enfrentarlo. El destino forjaba el carácter heroico, era un fin superior que ennoblecía al héroe.

¿Cómo se relacionaba el héroe con su sociedad?

Si suponemos que la Ilíada y la Odisea, obras atribuidas a Homero, rapsoda que representa la memoria colectiva, son el producto cristalizado de generaciones anteriores, podríamos extraer de aquellas algunos elementos que nos permitan reconstruir la relación del héroe con su sociedad. En este ensayo nos referiremos especialmente a la llamada aristía o gesta de Ulises – Odiseo (Odisea, p. XXIII), guerrero que regresa de la guerra de Troya y es uno de los pocos sobrevivientes, pero también haremos referencia a la Ilíada.

Cuatro colectivos significativos pueden distinguirse claramente en la Ilíada y la Odisea: 1) la Asamblea de los Dioses, 2) el Consejo de Ancianos, 3) el Ágora o asamblea de nobles y guerreros, y 4) el Hades, lugar de los muertos. Nos ocuparemos de los grupos 2) y 3), por ser los grupos humanos con los cuales tenía directa relación el héroe, representan la polis, la ciudad, el colectivo.

Los dioses intervenían en los asuntos humanos, eran la instancia superior, sus decisiones eran acatadas sin discusión alguna por los humanos, el hombre podía invocarlos en su favor, ganárselos mediante ofrendas y hecatombes, pero no podía modificar sus decisiones. El Hades, colectivo de los muertos, representaba el pasado, permitía el reconocimiento del héroe, su vinculación con los antepasados. Los héroes podían, mediante el cumplimiento de ciertos ritos y ofrendas, descender al Hades para comunicarse con sus muertos y ascender de regreso al mundo de los vivos.
Pero la verdadera comunicación que tenía el héroe con seres de su misma condición humana, con su polis, la establecía con el Consejo de Ancianos y con el Ágora. De estos dos grupos, el más importante, numeroso, y representativo como institución era el ágora, que estaba compuesta por los nobles y los viejos héroes. Inicialmente ágora se refiere al lugar construido en la polis para albergar la asamblea de notables, pero luego pasa a designar la asamblea misma, es equivalente a la plaza mayor en las ciudades actuales. Tanta importancia tenía que el héroe convocaba el ágora o asamblea, para discutir asuntos críticos, de extrema importancia, para los cuales se requería la opinión del colectivo.

Por razones obvias, en la Ilíada las asambleas responden a las necesidades de la guerra. Por ejemplo, cuando Aquiles propone regresar de Troya, después de nueve años de guerra, para huir de la muerte segura que significaba la peste desatada por Febo Apolo, por invocación de Crises (Ilíada, canto I). Luego Zeus envía un “Sueño Engañoso” a Agamenón, para que armara su ejército y tomara Troya. Se convoca entonces “al consejo de ancianos magnánimos” e inmediatamente a la asamblea. (Ilíada, canto II). En la prolongación del primer combate, los aqueos son vencidos y Agamenón convoca “al ágora nominalmente en voz baja a los jefes” (Ilíada, canto IX); un nuevo “consejo en las avanzadas” es convocado por Agamenón, cuando despierta a los jefes aqueos, antes de la reanudación del combate (Ilíada, canto X). Los troyanos, a su vez convocan su asamblea cuando Aquiles, después de la muerte de Patroclo, se presenta en la lucha (Ilíada, canto XXVIII).

En la Odisea, la gesta de Ulises, el tema no es la guerra sino el regreso del héroe. Pero también el ágora es el medio y el ambiente necesarios para la comunicación del héroe con el colectivo. En este caso es Telémaco, el hijo del héroe, el que convoca al pueblo a reunirse en el ágora: “Y le hicieron los ancianos lugar y sentóse en la silla paterna”. Llama la atención que el ágora de los itacenses no funcionaba desde que Odiseo había partido de Itaca, hacía 20 años, y sin embargo conservaban su silla.

Las funciones del ágora están muy bien definidas por el viejo héroe Egiptios, el primero que toma la palabra para recibir a Telémaco: “¿Es muchacho o anciano ese a quien de tal modo le apremia una urgencia imperiosa? ¿Recibió la noticia de que nuestro ejército vuelve y nos quiere decir que él ha sido el primero en saberlo? ¿O desea tal vez exponer intereses del pueblo? Así que el ágora cumplía varias funciones implícitas en las preguntas de Egiptios y que debían ser respondidas por quien hacía la convocatoria: 1) Atender una necesidad urgente del convocante (a quien “…le apremia una urgencia imperiosa”); 2) Dar información de mucha importancia para la comunidad; y 3) “…..exponer intereses del pueblo” (Odisea, canto II).

Una cuarta función de la asamblea se puede deducir de la segunda y última convocatoria del ágora en la Odisea: es la presentación de Odiseo a los feacios. Palas Atenea, transformada en un heraldo de Alcinoo va por la polis invitando a los “consejeros y nobles feacios” para que conozcan a Ulises. Se trata entonces, en este caso, de un suceso social, la presentación de una persona importante que era huésped del Rey Alcinoo (Odisea, canto VIII)


¿Qué recibía el héroe de su relación con el ágora?


Hasta ahora hemos señalado las funciones del ágora, sin preguntarnos qué obtenía el héroe, o el que convocaba la asamblea. Una vez recibido el convocante, toma la palabra uno de los nobles ancianos, hombre sabio, que dirigirá la asamblea. Sus preguntas invitan al convocante a exponer el problema y de allí en adelante se discute el asunto, mediante el intercambio del expositor con los asambleístas. Una vez agotado el tema, se dan consejos, se invoca a los dioses, o se toman decisiones, dependiendo del desarrollo de la discusión.

Continuando con el ejemplo anterior, Telémaco responde las preguntas de Egiptios, en el mismo orden en que fueron emitidas: se presenta y reconoce que él convocó a la asamblea, luego señala que no trae información sobre el ejército y que tampoco va a exponer intereses del pueblo. Finalmente entra en detalles sobre el asunto que lo trae: la pérdida de su padre y el asedio de los pretendientes de su madre. Después de las diversas intervenciones, de la discusión y la participación de dioses (Zeus y Atenea), se decide organizar el viaje de Telémaco y se disuelve la reunión (Odisea, canto II).

Un caso diferente es la convocatoria que hace Agamenón (Ilíada, canto II) después que Zeus le envía un “sueño engañoso”, para ordenarle que arme su ejército y tome Troya. Antes de la asamblea decide llamar al “consejo de ancianos magnánimos”, para hacerles “cierta discreta consulta”. A continuación se reúne la asamblea, se discute e intervienen los dioses y finalmente se decide ir a la batalla.

Las asambleas parecen haber sido convocadas con mayor frecuencia en tiempos de guerra que en tiempos de paz, si comparamos la Ilíada con la Odisea. Las necesidades urgentes del convocante en tiempos de guerra fueron evolucionando y adaptándose a los tiempos de paz.

Hay evidentes diferencias entre la primera convocatoria que aparece en la Ilíada, cuando Aquiles propone el abandono de la lucha en medio de una peste devastadora, a la última que reseña la Odisea cuando Alcinoo presenta a Odiseo a los feacios. En este caso y momento, es un acontecimiento social importante el que ocupa la atención de la asamblea.
El ágora es una institución que evoluciona en forma paralela con el desarrollo, evolución y declinación de la sociedad griega. De un colectivo de nobles y viejos héroes, en los tiempos de la guerra de Troya (1.184 a.C.), va incorporando siglos después a comerciantes terratenientes, nuevos ricos que no son nobles pero que comienzan a comprar tierras a los nobles empobrecidos y acceden así al poder. Los cambios que introduce Pericles (+ 429) en la sociedad griega, se reflejan en los cambios que experimenta el ágora por la participación de los comerciantes nuevos ricos. El ágora recibe participantes que la acercan más a un organismo plural, cercano al pueblo; es de suponer que el ágora siguió evolucionando hasta constituirse en una institución fundamental para la democracia en Grecia.

Los cambios que sufrió la asamblea como institución, se ven también reflejados en la literatura: de las epopeyas homéricas al esplendor de la tragedia en el siglo de Pericles, transcurren varios siglos. Mientras que Homero presenta la acción colectiva que se desarrolla en el ágora, como contrapartida del héroe que comienza a manifestar rasgos de individualización, Sófocles (2001) utiliza el coro de ancianos, que es una representación del pueblo, como contrapartida de los protagonistas. El origen de la tragedia es el coro, que es para Nietzsche, la esencia de la tragedia. Es apolíneo, mediante la sabiduría de la vejez posee la historia de la polis y las leyes que la regulan.

Tal parece que en la medida en que se fue desacralizando la sociedad griega, la asamblea de los dioses fue perdiendo poder y el ágora iba ganándolo. En el desarrollo de la sociedad griega, el ágora fue incorporando nuevos participantes, que no eran nobles sino comerciantes adinerados que se hicieron terratenientes y adquirieron poder.

En resumen, el héroe griego es un símbolo que sirve para dar unidad a un colectivo, es un noble, hijo de semidios, o también guerrero fundador y destructor de pueblos. De carácter apolíneo y características personales sobresalientes, establece su relación con la sociedad a través de dos colectivos: el Consejo de Ancianos y el Ágora o asamblea. De esos dos grupos el más importante y significativo era el ágora, compuesta por nobles y ancianos. El héroe convocaba el ágora para exponer problemas críticos, de mucha importancia y urgencia, que requerían la opinión de los asambleístas. Recibía en cambio el apoyo o la oposición a sus planteamientos, la discusión, la intervención divina, y finalmente una decisión para resolver el problema expuesto.

Las funciones del ágora eran: 1) atender una necesidad urgente del convocante; 2) informar a la comunidad acerca de un hecho importante; 3) exponer intereses del pueblo; y 4) celebrar un acontecimiento social.

Con la evolución de la sociedad griega, se van incorporando al ágora otras personas cuya nobleza no viene del origen familiar, ascendencia divina, o los títulos guerreros, sino del comercio y la tenencia de la tierra. Se va así pluralizando y democratizando la asamblea, hasta constituirse en un colectivo bastante diferente del presentado por Homero en la Ilíada y la Odisea.



REFERENCIAS





Homero (2000). Ilíada. (Edición especial para El Nacional). España: Editorial Planeta, S.A.

Homero (2000). Odisea. (Edición especial para El Nacional). España: Editorial Planeta, S.A.

Sófocles (2001). Tragedias completas. Madrid: Ediciones Cátedra.

4 comentarios:

Ele dijo...

Julián me colocó en la onda griega y me estimuló a desenterrar viejos trabajos, que hice para Lieratura I. Ante la "Aventura en el mar Sarónico", mi trabajo es un ejercicio escolar, sin embargo podría contribuir a continuar explorando esta onda helénica.

Lilisú dijo...

Me encanta esta onda griega, la verdad es que me recuerda aquellas clases con el profe Jorge Romero. Parece que seguimos todos con un pedacito de aquellos tiempos en el alma...
Me encanta tu aporte Ele, y de Julian ni hablar... estoy rodeada de super-icreativos.. ¡Que maravilla¡

Julian dijo...

¡Qué bueno Ele!
El tema es apasionante y Homero pone en evidencia en sus dos obras casi todas las emociones que afloran en los héroes en sus relaciones hacia los demás y sus confrontaciones ante el Ágora. Todas estas emociones que surgen de los héroes, no son cosas de dioses o semidioses, son emociones de hombres, de mortales. La Ilíada se escribe en ese momento, cuando el héroe comienza a apartarse de lo divino y se está transformando en hombre; en la Odisea, ya ese hombre existe y se refiere a uno en particular: Odiseo. Te felicito

Ele dijo...

Tengo un problema con la contraseña y no había podido ennviarles este comentario.Las felicitaciones son para Julián por traernos a la onda griega. Pronto les enviaré otro trabajo en la misma línea. Sigan escribiendo que, como decía Kotepa Delgado, "algo queda".

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