Escritores venezolanos. Conversando y Escribiendo

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martes, 12 de febrero de 2008

La calle del cercano atardecer.




Lluvia, corre la gente de un lado a otro, un grupo de estudiantes con sus libros mojados corren saltando charcas inoportunas pero ya es muy tarde para hacerlo, están mojadas totalmente pero sus risas son contagiosas.

Lluvia, la risa se oye por todos lados, la gente ríe por la lluvia y las situaciones inesperadas, alguien saca un paraguas que se abre hacia arriba como una flor que se cierra, un par de señoras que acababan de salir de la peluquería se mojaron sus peinados y sin embargo reían como enloquecidas, el pregonero perdió la venta de periódicos, el limpiabotas se ríe de la gente, los perros ladran a los motorizados y éstos andan con una suerte de abrigo, una bolsa de plástico en cada pie y otras bolsas en el torso y brazos, todo un invento improvisado, los niños patinan sobre aceras resbaladizas para caer luego en una charca, algunos esperan bajo marquesinas pero con las sonrisas a flor de piel.

Lluvia, en vez de entristecer ha alegrado a la gente de a pie y a la gente de a ruedas, ha sido algo así como contagioso, se siente en el aire la turbulencia de ánimo.

Lluvia, algo curioso sucede por doquier, pareciera que los mismos árboles estuvieran riendo, me apoyo sobre uno de ellos y siento como si palpitara su corteza debido a la risa incontrolada, me separo de un brinco por el susto y observo con atención, luego de un rato de observar atónito al árbol bajo la intensa lluvia termino por pensar que fue mi imaginación y nada más, como podría un árbol reír?...

Lluvia, vienen los perros, ya están acostumbrados a la lluvia repentina, a medida que se acercan los observo como siempre he observado a los perros, pero,… algo extraño sucede de nuevo, uno de ellos le habla al de al lado y luego los otros ríen también, insólito, se me para la respiración ante aquello,… se acercan más y pasan a mi lado, el que habló me ve y me guiña un ojo… la lluvia es intensa mis ojos están empapados debo cubrirme para poder observar mejor, ya el árbol no me cubre de tanta agua,… termino por pensar de nuevo que fue mi imaginación y el exceso de agua en el ambiente que distorsiona las imágenes.

Lluvia, que está sucediendo?, estará el agua envenenada?, yo estaré viendo cosas?, fantasmas?, ya quiero irme de aquel lugar, en vez de reír como los demás me he puesto muy serio y aterrado a la vez, la gente me observa ahora a mí de manera extraña, como si yo no fuera de este mundo, empiezo a sentirme muy incómodo y atravieso la calle para llegar al otro lado y continuar mi camino hacia mi apartamento cuando se me acerca un viejo vagabundo y me dice…
- asustado?, no parece Ud. De aquí…,
no le respondí, me limité a continuar la marcha pero si ví su rostro de preocupación extrema, estaba ebrio pero atento a lo que sucedía y ya lo había vivido aparentemente.
- Que desea?, tiene algún problema?, yo ando apurado eh!,
- Ud. Y yo estamos solos en este atolladero, es que no se da cuenta?,
La verdad me dejó pensativo, estábamos en un atolladero inesperado y no deseado, algo extraño sucedía y no sabía adonde ir ni que hacer., me detuve y lo observé a los ojos directamente buscando claridad en sus palabras,
- Hay algo que quiera decirme?, por favor,…
- Si, es mejor que lo sepa porque ya me ha sucedido a mi, lo primero que necesita es serenarse, hasta los momentos no le ha sucedido nada malo cierto?,
- Si, pero he visto cosas extraordinarias, irreales, parece un sueño lo que sucede alrededor y aterra no tener el control de su vida de repente,
- Tranquilo, yo también ando asustado pero ya me ve aquí, sin un rasguño,

Lluvia, la risa es mas estruendosa, como burlona, se mezcla con el ruido del aguacero pertinaz, mientras converso con aquel vagabundo mojado y apestoso que me revela un secreto importante, nos refugiamos bajo una marquesina solitaria y alejada de aquella zona tumultuosa,

- Que está sucediendo?, porque árboles y perros ríen?,
- Pues no lo sé, lo he vivido otras veces cuando llueve de noche por este sector, parece que es aquí donde pasa, pero nunca me ha sucedido algo malo, los animales hablan y otros ríen como algo contagioso porque la gente también ríe alocadamente.
- Atacan?, hacen barbaridades?, la policía sabe algo de esto?,
- Pues no he sentido otra cosa que no sea risas… hubo una vez que,… en esa calle ocurrió algo, un accidente o un asesinato no sé bien, y murieron como nueve personas o algo así, es lo que cuentan y desde entonces se ve esta “cosa”, pero sólo he visto lo mismo que Ud. No he visto policías por aquí sabe?, cuando esta “cosa” ocurre ellos no se aparecen, debe ser por tanta agua.

El aliento de aquel pestilente hombre inundaba el lugar, tuve que simular y taparme la boca y la nariz para no ingerir ese aire viciado mientras le escuchaba con atención, a pesar de su envenenamiento etílico estaba muy sobrio en su pensamiento, la costumbre de llevar la sangre contaminada no le había quitado sus capacidades.

- Pero, que hace Ud. aquí?, si sabe de esto porque anda por este lugar?.
- Vivo aquí o allá, donde mejor pueda estar, es cuestión de suertes pasar por esta calle cuando llueve, por alguna razón siempre llego aquí sin quererlo, yo también me lo he preguntado y fíjese que casualidad, también veo a la misma gente en esa calle, los conozco casi a todos, pero a Ud. es la primera vez que lo veo por aquí.

Amaina la lluvia, la gente se dispersa, la paz se recupera en la calle, corren ríos a un lado de las aceras y se introducen en los boca calles que se tragan toda el agua como monstruos muertos de sed. Los árboles ya no se agitan como antes y los perros se han reunido todos bajo un gran camión que mantuvo seco ese lugar.

La gente ya no ríe, sencillamente llevan sus rostros de siempre, algunos pensativos, otros indiferentes, otros tristes, otros charlando entre sí, la cotidianidad. La risa en el aire se ha ido, aquella risa burlona que se entremezclaba con el estruendo de la lluvia, los truenos y toda la agitación de la calle. El ruido ha cesado y la fantasmagórica risa también. Ambos permanecimos en silencio viendo como la calle volvía a su normalidad, sin darme cuenta estuve parado como una estatua durante más de treinta minutos ahí, hasta que una punzada muscular me advirtió que debía sentarme a descansar pronto y quitarme los zapatos para aliviar la tensión en los pies, el indigente se percató de mi incomodidad,

- Ya pasó, “la cosa” se ha ido.
- Si, y yo debo irme, ha sido interesante todo esto, cuidese las calles son peligrosas.
- Ud. también vaya con cuidado, un día de éstos nos vemos.

Me dirigió una sonrisa y pude ver sus dientes con más detalle, tenía serios problemas en un canino y dos incisivos y le faltaban algunos molares. No parecía un vago cualquiera, era un vago diferente, quizás la vida le había jugado mal hasta llevarlo a ese estado, pero no quería indagar más en el asunto, tan sólo quería irme rápidamente de ahí.

Seguí en dirección al edificio de oficinas ya todo mojado para buscar mi auto que había dejado en el estacionamiento y de ahí irme a casa.

Continúa…

Alexander Bello A.
4.254.707

1 comentario:

L Suarez dijo...

Muy original la introducciòn al tema, me dejo en suspenso saber de què se trata y lo que peuda seguir despues de esto..
Lilisu

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