“Cuando Montaigne dijo que estudiar filosofía era aprender a morir, no hizo más que retomar un viejo clisé: la preparación estoica para la muerte revela la esencia inconsolable del pensamiento filosófico”.
( Salvat Editores. La filosofía hoy)
El análisis de dos sucesos, con miles de años de separación y en los cuales participaron grandes filósofos, me conduce a plantear dos preguntas: 1) ¿Es posible separar la filosofía, de la vida de los filósofos? y 2) ¿Existen filosofías o filósofos?
Creo que esas preguntas exigen respuestas que están fuera del alcance de este trabajo. Pero sirven como guía para tratar de relacionar dos sucesos que hemos analizado previamente: la muerte de Sócrates y el incidente entre Popper y Wittgenstein, en 1946, en el King’s College de Cambridge (según se relata en el libro: Wittgenstein’s Poker: the Story of a Ten-Minute Argument Between Two Great Philosophers).
¿Qué tienen en común sucesos tan diferentes y tan distantes en el tiempo?
Un análisis superficial indica que en ambos participaron filósofos y que se trataba de problemas filosóficos: la muerte aceptada por principios éticos en el primer caso, y la discusión sobre la naturaleza esencial de la filosofía, en el segundo. Repitiendo y ampliando la primera pregunta: ¿puede separarse la filosofía y su método fundamental, la razón, de la vida del filósofo?
El objetivo de este ensayo es aportar algunas reflexiones en torno a esa pregunta, señalando de antemano -como se dijo al comienzo- que su respuesta exigiría un trabajo más extenso y ambicioso.
En el caso de Sócrates, quien es condenado por hereje, impío y corruptor de la juventud, existía la posibilidad de aceptar el ostracismo para salvar la vida. Cualquier otra persona en iguales circunstancias, si valorara la vida como principio fundamental, invocaría la razón para aceptar un acuerdo que le permitiera sobrevivir. Sus principios dirigirían su conducta y afectos hacia el mantenimiento de la vida, supeditando cualquier otra consideración de tipo ético o valorativo. Podría argumentarse que esto es válido para “cualquier otra persona” que no sea filósofo. Sócrates por el contrario, supeditaba cualquier otra valoración a sus principios y al cumplimiento de la ley, aunque en ello se le fuese la vida.
"Simias y Cebes, los jóvenes discípulos, dudan entre exponerle resueltamente sus dudas al condenado a muerte o dejarle morir en paz. Sócrates les reprochará el ver a la muerte como un triste avatar y no como la vocación definida del filósofo." (Platón, 1981: 23)
Si hubiera alguna duda sobre su posición en torno a la muerte, considérense varias expresiones que la ejemplifican:
"Entonces es cierto, Simmias, que los verdaderos filósofos no trabajan más que para morir, y que la muerte no les parece nada terrible" (...); "la temperancia (...) ¿no es propia más bien de aquellos que desprecian sus cuerpos y viven en la filosofía? (...)"; "(...) lo propio del filósofo es trabajar más particularmente que los demás hombres en la separación de su alma del comercio del cuerpo". (Platón, 1981: 23) Su pensamiento y su razón, así como el reconocimiento de sus discípulos, podrían haberle permitido huir y vivir de allí en adelante indecorosamente, contrariando sus principios éticos. Pero otros componentes de su personalidad, afectivos y actitudinales, lo llevaron a la fría aceptación de una muerte acorde con sus principios. No parece haber sido entonces la razón el único factor que Sócrates consideró para tomar la suprema decisión.
¿La decisión final dependerá entonces, tanto en el filósofo como en el no filósofo, exclusivamente de la razón?
Me parece que la respuesta es negativa. El cerebro humano ha experimentado un desarrollo tan sorprendente, desde que el mono se irguió sobre sus extremidades posteriores y comenzó a utilizar las manos, que para el momento en que los griegos comienzan a pensar y conocer el cosmos que los rodeaba, es decir, a filosofar, quedan deslumbrados por el poder del pensamiento y la razón.
Desconocedores de su origen como seres y del cosmos que los envolvía, y experimentando tan grande minusvalía por sentirse pequeños, débiles y desvalidos, no es extraño que hayan comenzado por construir sus dioses, a los cuales recurrían para poder sobrevivir. El medio para comunicarse con sus dioses era el pensamiento, la imaginación, los sueños, la percepción distorsionada, todos los cuales eran producto del cerebro en evolución. No podían comunicarse de otra manera porque el Olimpo en realidad estaba en el cerebro, creador de los dioses.
Lo paradójico es que ese cerebro primigenio que crea dioses y luego desarrolla el pensamiento y la razón, haya comenzado por explorar lo externo y más distante, el macrocosmos, luego el microcosmos y finalmente su propio mundo interno. El pensamiento y la razón lo eran todo, comenzaron a acumularse los conocimientos, que constituyeron la filosofía. Ese razonamiento parece respaldar la expresión de Burke: “Somos lo que conocemos”. Pero ... ¿será verdadera esa afirmación?
Antes de responder consideremos el segundo suceso: la discusión entre Popper y Wittgenstein, presenciada por Russell, acerca de la naturaleza de la filosofía, en el Club de Ciencias Morales, del King´s College, Universidad de Cambridge, al cual había sido invitado el primero para hablar sobre el tema: ¿Existen problemas filosóficos? De las diversas versiones sobre el asunto, se deduce que hubo un airado intercambio de palabras, que apenas duró unos diez minutos, entre los dos filósofos, cada uno tratando de imponerse al otro. Mientras discutían Wittgenstein blandía enfrente de la cara de Popper, un atizador de fuego al rojo vivo. Al intervenir Russell, Wittgenstein se molestó y salió tirando la puerta.
Se dice que posteriormente Popper, en forma burlona y aludiendo a la ética, estableció su Principio del Atizador: “Nadie debe amenazar con un atizador a los profesores visitantes”. La versión de Popper sobre el asunto es diferente y hasta se cree que puede haber mentido por razones extra-filosóficas, que tienen que ver con su vida. Sus grandes ambiciones eran derrotar la filosofía lingüística del siglo XX y en consecuencia triunfar sobre Wittgenstein, quien había constituido un poderoso obstáculo en su carrera.
El hecho es que más de 50 años después del incidente, no se sabe a ciencia cierta lo que sucedió ni por qué causó tanto revuelo. El debate sigue abierto y se publicaron numerosas aclaratorias y comentarios, en revistas especializadas. Así que lo que comenzó como un importante debate entre dos grandes filósofos, que defendían enérgicamente sus puntos de vista sobre la filosofía basándose en la razón, se convirtió en una agria discusión cercana a una pelea entre dos personas comunes, que tiran puertas para concluir el asunto en lugar de utilizar la razón.
También en este caso podemos decir que no fue la razón el factor fundamental para explicar el desagradable incidente entre tres de los más destacados filósofos de la época (Russell, Wittgenstein y Popper). Nuevamente otros factores de personalidad (emocionales, afectivos, actitudinales) estuvieron presentes, para desviar el propósito de una discusión aparentemente aséptica sobre filosofía.
En resumen: el análisis de dos sucesos separados por miles de años y en los cuales participaron eminentes filósofos, produjo las siguientes preguntas que sirvieron de guía para este ensayo. 1) ¿Es posible separar la filosofía, de la vida de los filósofos? 2) ¿Existen filosofías o filósofos? 3) ¿Qué tienen en común sucesos tan diferentes y tan distantes en el tiempo? 4) ¿Será verdadera la afirmación de Burke: “Somos lo que conocemos”?.
Más que respuestas a las preguntas planteadas, expresaré mi posición en torno a cada una de ellas:
1) No creo que sea posible separar la filosofía, de la vida de un filósofo. El pensamiento que crea y construye una posición filosófica, es producto del cerebro de la persona que lo sustenta. A su vez esa persona es un producto biopsicosocial único, cuya historia es irrepetible y en tal sentido original, no admite duplicación.
2) De lo anterior se deduce que no puede hablarse de posiciones filosófícas separadas del filósofo que las propone.
3) Aparte de ser sucesos en los cuales participaron filósofos y que se refieren a temas filosóficos, aparecen factores de personalidad, actitudes y sentimientos, elementos diferentes de la razón, que caracterizan a cada uno de los filósofos implicados en ambos sucesos y que se manifiestan en su conducta.
4) En torno a la posición de Burke, creo que somos no solamente lo que conocemos, sino también lo que pensamos, lo que sentimos y nos afecta, y lo que actuamos. Lo que conocemos y pensamos está inevitablemente teñido de afectividad, nos produce emociones y nos lleva a conducirnos de determinadas maneras. Ninguno de esos factores por separado explica nuestra conducta, todos juntos constituyen la personalidad, un constructo teórico que si bien es más psicológico que filosófico, es una posible explicación para la integración del ser humano.
REFERENCIAS
Platón (1981). Diálogos. 5ª. Ed. Madrid: Espasa-Calpe, S.A.
Salvat Editores. La Filosofía hoy.
Popper versus
2 comentarios:
Ele, muy interesante tu artículo. Estoy de acuerdo con tus conclusiones totalamente. Agrego que para mi, la filosofía no te hace mejor persona que al resto. El mismo egoismo, arrogancia y mezquindad acompaña al filósofo como a cualquier experto de otra disciplina que usa sus conocimientos para ostentarlo únicamente. Pasarán siglos y todavía al guerra existirá mientras estas miserias existen en el ser humano. Antes tenía un concepto elevado de los filósofos me parece que es mismo "show" de cualquier otra especialidad. Sin embargo no descarto que varias de sus reflexiones y pensamientos han dado luz a otros. De manera que seguiremos filosofando...
Ele, muy interesante tu artículo. Estoy de acuerdo con tus conclusiones totalamente. Agrego que para mi, la filosofía no te hace mejor persona que al resto. El mismo egoismo, arrogancia y mezquindad acompaña al filósofo como a cualquier experto de otra disciplina que usa sus conocimientos para ostentarlo únicamente. Pasarán siglos y todavía al guerra existirá mientras estas miserias existen en el ser humano. Antes tenía un concepto elevado de los filósofos me parece que es mismo "show" de cualquier otra especialidad. Sin embargo no descarto que varias de sus reflexiones y pensamientos han dado luz a otros. De manera que seguiremos filosofando...
Publicar un comentario