“Cuando muera, no intenten infundir vida artificial en mi cuerpo, y no llamen a este lecho de muerte, sino lecho de vida, tomen de mi cuerpo lo que consideren ayudará a otros a llevar una mejor vida. Denle mis ojos a un hombre ciego, mi sangre al adolescente que fue hallado en las ruinas de un automóvil, mis riñones a ese otro que depende de una máquina. ---- quemen lo que resta de mí y esparzan las cenizas al viento, que tal vez ayude a las flores a crecer”.
Robert Test, Cincinatti Post, 1989.
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