“Por qué escribo? No lo se. Jamás he intentado saberlo, pero presiento que si lo intentase no obtendría una respuesta satisfactoria y si la obtuviese, quizá incluso dejaría de escribir. Pues, para mí, escribir es una fatalidad, no una razón; una fuerza natural, no una interpretación. Felicidad y maldición. No se elige ser escritor (de la misma manera que no se elige ser policía o cazador de leones en el Kilimanjaro), se sigue una intuición, se la obedece, una especie de llamada, una ilusión, un entusiasmo, un deseo, algo misterioso que deseamos dominar a cualquier precio y a lo que -precisamente porque es imposible- dedicamos nuestra vida”.
Reinaldo Arenas (Cuba).
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